Hoy me dejaré caer, me tiraré a la nada, encontrare el vacío que refleja mi alma, tendré las alas cortas en ese inmenso lugar, ausente de todo, lleno de nada.
Hoy no tornaré a casa, no voy a preocuparme por sentir nada, ¡que ansia!, ¡que bueno!, ¡que miedo!, ¡que alegría!, ¡que dolor!, que tristezas me persiguen, que alegrías me acorazan, que días han llegado a mí, a mí que ahora no quiero nada.
Quiero entregarme a ti ¡Oh grande y dulce desesperanza!, me has convidado de tus mieles que ni me envilecen ni me agigantan, lo mismo me da no encontrarte que esperarte ilusionada.
Lo de hoy es juego que mata, que si encuentro lo que quiero los otros no tienen nada, que si quiero que lo tengan, debo dar lo que me falta, así es el mundo que siento, así la vida nos ata.
Y si busco los porques, los pudiera, los quisiera, me quedaría igual, con promesas, ilusiones e hipocrecias tiranas, no quiero porque no puedo, porque aunque pudiera me acabara, de dar todo, de obtener nada.
Si piensan que hago alegoría a mi desfortuna intentando encontrar compasión, sólo digo que equivocados están, que he intentado vagamente retratar mi alma.
AUTOR: EURÍDICE GARCÍA.
martes, 9 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario