Recuerdo aquella tarde que profané
por primera vez tu piel
el deseo incandescente de mi cuerpo
le quitó el limite a mi mente.
Fue acaso tu personalidad
tu manera constante de mirarme
la blancura de tu piel
o tu voz encantadora.
Ciertamente tu persona
atrae en demasia a la mia
y aquella tarde cuya fecha he olvidado
que fueras mio sólo quería.
El ambiente, un punto a mi favor
y al verme tan cerca tuyo
quise descubrir el sabor de tus besos
y quería no sólo eso.
Gracias a tu atinada razón
puse un alto a mis instintos
logrando que yo no acabara con todo
en ese preciso momento.
Me permitiste conocer más de ti,
más de lo que llevas dentro,
sin saberlo delante de mi estaba
el hombre que yo había buscado.
No quiero mentir
pero ese mismo día
podría haberte quitado la ropa
y haber probado de tu piel la losanía.
Ciertamente le quité el idilio
a la primera cita
pero se volvió más necesaria
demostrarte mi osadia.
Estoy embriagada de ti
de tus besos, de tu sexo
de tus caricias en mi cuerpo
de escuchar tu voz al hacerlo.
Cada segundo consciente en mi mente
te deseo, cada centimetro tuyo
quiero probar, provocar, devorar,
empapame de tu sudor, de tu sabor, de ti.
Seré más mia que tuya
pero quiero confundir nuestros cuerpos
y que no sepamos si es tu mano
si el late es mi corazón o el tuyo.
Eres quien llena mis sentidos,
quien encarna mis pasiones,
quien sacia mi deseo,
quien sabe hacerme el amor.
EURÌDICE GARCÌA.
por primera vez tu piel
el deseo incandescente de mi cuerpo
le quitó el limite a mi mente.
Fue acaso tu personalidad
tu manera constante de mirarme
la blancura de tu piel
o tu voz encantadora.
Ciertamente tu persona
atrae en demasia a la mia
y aquella tarde cuya fecha he olvidado
que fueras mio sólo quería.
El ambiente, un punto a mi favor
y al verme tan cerca tuyo
quise descubrir el sabor de tus besos
y quería no sólo eso.
Gracias a tu atinada razón
puse un alto a mis instintos
logrando que yo no acabara con todo
en ese preciso momento.
Me permitiste conocer más de ti,
más de lo que llevas dentro,
sin saberlo delante de mi estaba
el hombre que yo había buscado.
No quiero mentir
pero ese mismo día
podría haberte quitado la ropa
y haber probado de tu piel la losanía.
Ciertamente le quité el idilio
a la primera cita
pero se volvió más necesaria
demostrarte mi osadia.
Estoy embriagada de ti
de tus besos, de tu sexo
de tus caricias en mi cuerpo
de escuchar tu voz al hacerlo.
Cada segundo consciente en mi mente
te deseo, cada centimetro tuyo
quiero probar, provocar, devorar,
empapame de tu sudor, de tu sabor, de ti.
Seré más mia que tuya
pero quiero confundir nuestros cuerpos
y que no sepamos si es tu mano
si el late es mi corazón o el tuyo.
Eres quien llena mis sentidos,
quien encarna mis pasiones,
quien sacia mi deseo,
quien sabe hacerme el amor.
EURÌDICE GARCÌA.